El de la coste este de Vietnam
Mostrarte cada uno de los lugares que visitamos en nuestra “ascensión” por la costa, carecería de interés para ti y supondría un gran esfuerzo para mi, que en estos momentos, la verdad que no me apetece mucho hacer...
No obstante, al menos te mencionaré los nombres de las ciudades en las que paramos, Mui Ne, Dalat, Nha Trang y Hoi An, (si repites los cuatro nombres muy rápido y varias veces es super divertido…)
En este
post te hablaré de la primera y de la última, por considerarlas las más
interesantes.
Mui Ne es un curioso pueblo de pocas
casas y muchos kilómetros. Y digo esto, porque en realidad este pueblo comienza
11 kilómetros antes del propio pueblo. Me explico. No hace muchos años, Mui Ne
era un pequeño pueblo de pescadores, tal cual. Sin embargo, en los últimos
tiempos ha ido creciendo más y más, pero sólo a lo largo de la
carretera que recorre la costa. Se han creado multitud de hoteles, resorts y
casas de huéspedes de diversas categorías, eso si, en plan tranquilidad y calma
más que alboroto nocturno, o al menos esa es la impresión que da en
temporada baja, que es en la que ahora mismo se encuentra Vietnam.
Y aqui, en este largo pueblo fue donde sucedió. Sin previo aviso, sin advertirnos siquiera del peligro que nos acechaba, sin una segunda oportunidad… ¡nos quemamos cual papelillo de fumar!
Ya nos extrañaba que no hubiera prácticamente nadie disfrutando de la atractiva playa de Mui Ne, famosa entre los surfistas por ofrecer un intenso viento casi constante que produce atractivas olas con las que los amantes de este deporte hacen filigranas. Y allí, en aquellas playas de arena blanca nos tumbamos alegremente a disfrutar del calorcito y broncearnos un poquito. Pero el viento de las playas de Mui Ne no solo produce olas, sino también y en combinación con el intenso sol, unas quemaduras de consideración sobre las delicadas pieles de los occidentales.
En cualquier caso y con nuestro nuevo color rojo bermellón, alquilamos una motito para dirigimos a la parte más antigua y atractiva de Mui Ne, donde los pescadores siguen haciendo su labor diaria tal y como la han venido haciendo toda su vida, con sus barquitos, redes, sombreros, aparejos y unas extrañas embarcaciones redondas que se asemejan a unos enormes bowls, que yo nunca había visto antes y que todavía a día de hoy no me queda claro cuál es su función exacta.
En esta playita de pescadores saqué unos cuantos retratos de niños que aqui te dejo. La niña que jugó a ser tímida modelo ante mi cámara, es fiel reflejo de lo guapísimas que son las vietnamitas. A mi modo de ver, las más guapas del Sudeste Asiático, y eso… ya es mucho decir.
Las medusas también tienen cierto protagonismo por aqui, no te vayas a creer. Lo que pasa es que estas no son tan amistosas como las del lago de Kakaban, en Indonesia y yo sólo me atreví a tocarlas cuando estaban fuera del agua, muertas y con un palito, por si acaso…
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Medusa también haciendo de modelo ante mi cámara... |
Sin embargo, lo que más nos sorprendió de Mui Ne, son las dunas de arena roja que se encuentran a escasos dos kilómetros de la playa de pescadores. No entiendo muy bien a que fenómeno se debe que estas dunas se formen en esta región, pero lo cierto es que en escasos minutos pasas de un paisaje que sin ser extremadamente húmedo, tampoco es especialmente seco, a encontrarte en un desierto en toda regla. Un desierto que además es de una belleza inusitada.
Los niños, que lamentablemente te demuestran una vez más lo pronto que dejan de ser niños en estos países, te están esperando con unos plásticos que te alquilan para deslizarte por las empinadas dunas si así lo deseas. Y nosotros lo deseábamos…
Y aquí anduvimos un buen rato, entre duna y duna, quemándonos un poquito más por si no habíamos tenido bastante, hasta que llegó el atardecer y pudimos disfrutar de los tonos tan diferentes que iba ofreciendo el lugar.
Y tras ver el atardecer, de vuelta con la motito al bungalow, pero ya no nos hacía falta ni dar las luces, que con nuestro nuevo color de piel ya veíamos y eramos vistos, tal y como especifica el código de circulación que debe ser…
Y unos días más tarde llegamos a Hoi An y resultó ser esta una ciudad encantadora, con preciosos edificios coloniales, herencia de la influencia francesa que aquí hubo durante el siglo XVIII.
Una de las joyas que se pueden encontrar entre las calles de la vieja Hoi An, es su puente japonés, construido en 1593. Este bonito puente con techo de madera, alberga un templo en su interior y está bien vigilado por una estatua de perro en un lado y otra de mono en el contrario. Al parecer esto es debido a que su construcción empezó en el año del perro y terminó en el año del mono. (si llega a terminar en el año del elefante, no hubiese vuelto a pasar nadie desde que terminaran la estatua, jiji)
El río Thu Bon cruza el casco antiguo de Hoi An y cuando cae la noche, multitud de farolillos de colores iluminan no sólo las márgenes del río, sino también las calles y callejones que componen la parte más emblemática de Hoi An.
La máxima preocupación que uno tiene en ese momento, es elegir entre los muchos cafés y restaurantes para sentarse tranquilamente y relajarse frente a las barcas de pescadores amarradas en el río.
(Si. Efectivamente, se
me fue la mano…)
Pero Hoi An, no es sólo tranquilidad,
bonitas calles, gastronomía y farolitos… no, no amigo… estamos en Vietnam y
aqui cualquier oportunidad de vender algo, se lucha hasta el final. Fíjate si
estaría ya harto de decir que no quería souvenirs, ni sombreros, ni fruta, que
decidí invertir los papeles. Platanitos al hombro y sombrero a la cabeza y
venga… a buscarme la vida por ahi…
Negociando el precio con una clienta, que finalmente se escapó...
Lo cierto, es que en Hoi An, como en
cualquier otra ciudad de Vietnam se vende de todo, pero la especialidad aqui,
muy por encima de cualquier otra cosa, es la ropa a medida.
Fíjate como será la cosa, que cuando entras en una de las muchas sastrerías de la ciudad, te enseñan un catálogo de moda, de una revista cualquiera o de una firma de ropa conocida, te piden que eches un vistazo y que elijas lo que quieras, jerseys, vaqueros, trajes, cazadoras, lo que sea… Esto sucede por la mañana, pues después de medirte de arriba abajo, te dicen que pases por la noche a recogerlo… No me preguntes como lo hacen, pero asi es. Claro que también es verdad que luego los resultados no siempre son los deseados…
Y hasta aqui llegó la estancia en Hoi An y nuestro ascenso hasta el momento por la costa Este de Vietnam. No obstante, todavía quedan algunas paradas en el camino al Norte, quizás las más interesantes… “Tin Ton Tin, próxima parada: Hanoi, correspondencia con: La Bahía de Halong”
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