Chitwan, la tierra donde el elefante es el Rey…

 


¿Me habrían drogado, metido en un avión y soltado en algún lugar de la “África profunda”? No, claro que no… ¿Quién tendría interés en hacer semejante estupidez?  No, ya empezaba a recordar… me encontraba en el Parque Nacional de Chitwan, al sur de Nepal y en realidad nadie me había drogado para meterme a la fuerza en un avión, sino que había llegado yo solito en un autobús local desde Kathmandu.

Por otro lado, tampoco he tenido nunca la suerte de hacer un safari por la “África profunda”, pero si puedo presumir de haberme tragado un buen número de documentales de la 2, (por lo menos hasta que la leona se comía al cervatillo… luego solía quedarme dormido) y lo cierto, es que el Parque Nacional de Chitwan me traía a la memoria aquellas imágenes de los documentales, los colores, la gente, los animales, los jeeps… si, sin duda esta parte de Nepal tiene un componente africano importante.








Chitwan es un parque nacional con una extensión de 950 kilómetros cuadrados. Aquí habitan muchos animales imponentes, tales como rinocerontes, tigres, cocodrilos, ciervos, monos, infinidad de especies de pájaros y sobre todo… elefantes. Tanto elefante y tanto mono había por aquí, que yo ya estaba empezando a creerme el mismísimo Tarzán.

Los elefantes en Chitwan están por todas partes. Hay muchos que están domesticados y se emplean principalmente para el turismo, pero también para otras muchas tareas relacionadas con la vida cotidiana de los nepalíes, como transporte o agricultura, por lo que no es nada raro encontrar elefantes andando tranquilamente por el pueblo de Saurahua, justo a las puertas del Parque Nacional. Por cierto, fue por estas tierras donde aprendí que el elefante asiático es domesticable, no así su primo el elefante africano, que aparte de tener un tamaño mayor, no hay quien lo domestique, ni en los mejores colegios…





Sin embargo, también hay muchos elefantes salvajes en Chitwan. Es el animal más peligroso de este parque, el que más muertes causa y al que los locales muestran más respeto, por no decir pavor. Sin duda se trata de un animal imponente y cada vez que tenía la oportunidad de observar uno, me quedaba anonadado, mirándolo sin parar. Aunque no todos parecen tan fieros y tan enormes…




Estuve alojado en unos bungalows bastante acogedores, aunque como era de esperar el hecho de que las habitaciones estuvieran a escasos metros de una jungla, hacía bastante factible que algún que otro “amiguito” se colara para tratar de pasar la noche conmigo…



Así sucedió una simpática anécdota cuando salí de la ducha y me encontré con esta “amiguita” esperándome cerca de la cama… Era más bien parca en palabras, por lo que no llegué a saber si sus intenciones eran simplemente pasar una noche loca conmigo o quería algo más estable…, el caso es que la relación no pasó a mayores.



Y aquí, el “Tarzán de pacotilla” se vió obligado a salir con el rabo entre las piernas en busca de algún local que me hiciera el favor de invitar a mi amiguita a salir de la habitación. Cuando le dije al tipo que había una araña en mi habitación de un tamaño infinitamente superior a lo que yo acostumbraba a ver por Lavapies, me preguntó que si la araña estaba en el suelo o en la pared. Le respondí que en la pared y entonces me indicó que no era peligrosa, porque las peligrosas siempre están en el suelo. Como aquello no terminó de convencerme, le sugerí que si de todas formas podría echarme una mano y para mi sorpresa, a quien le echó la mano fue a la araña, con un par… yo no me lo podía creer, pero el tío cogió la araña con la mano, con la misma facilidad y confianza que yo cojo una “mariquita”.


Aquí está la descarada que se me insinuó...

Pero bueno, aparte de estos pequeños “incidentes”, lo verdaderamente bonito en Chitwan es explorar la jungla en búsqueda de los animales salvajes que aqui habitan. Basicamente hay cuatro maneras diferentes de hacer esto, a pie, en Jeep, en elefante y en barca. Yo, a excepción del Jeep, las probé todas.

Evidentemente andar a pie por la jungla sabiendo que uno está rodeado de semejante fauna, no está exento de cierto riesgo, vamos que yo iba acojonadito perdido, no te voy a engañar… Los guias te dan una serie de instrucciones sobre lo que hacer en función del animal que te puedas encontrar. Por ejemplo, si te encuentras con rinocerontes, lo mejor es correr en zigzag hasta encontrar un arbol al que subirse. Estos animales son sumamente agresivos, rápidos e inteligentes, pero afortunadamente no ven demasido bien, por lo que si corres en zigzag es fácil despistarles… ummm, no las tenía yo todas conmigo… Está prohibido que los guias entren al parque con ningún tipo de arma de fuego, asi que llevan un palito que a mi me hacía dudar bastante de su efectividad… más acojonadito todavía…




Pero a mí, como más me gustó explorar esta jungla fue a lomos de un elefante. Estos animales son impresionantes, con un peso de unos 5000 kilos, y una altura de casi 4 metros, uno tiene la sensación de sentirse indestructible… Ahora si, me volvía a sentir como Tarzán, aunque apareciera la araña más grande del mundo!

El elefante va literalmente abriendo camino entre la maleza de esta jungla y es la mejor manera de ver otros animales, porque estos suelen ponerse nerviosos cuando huelen a los humanos, pero el olor del elefante es tan fuerte que tapa el olor humano, con lo que el resto de los animales se relajan.
A lomos de este impresionante animal vimos un par de rinocerontes refrescándose en una charca y menos mal que iba subido en el elefante, porque de lo contrario me hubiera puesto a correr “en zigzag” y no hubiera pagado hasta llegar a Madrid…







El rinoceronte es otro animal increíble, que suele pesar cerca de los 2000 kilos, los mismos kilos que es capaz de mover a una velocidad de 40 kms la hora, casi nada… para que luego digan que Ronaldo estaba gordo y por eso no podía correr mucho…



Por supuesto no tuve la suerte de ver ninguno de los 150 tigres que se estima merodean por estas tierras. Con eso ya contaba, porque este animal es activo sobre todo por las noches y ya te puedes imaginar que no es nada fácil verlo, aunque al parecer, él si tiene bastante facilidad para vernos a nosotros… Lo que si vi fue un buen número de ciervos, que son precisamente la comida favorita de los tigres. Animalitos…



 

Otra forma de adentrarse en esta jungla, es una canoa. Desde el río, además de gran variedad de aves, entre las que se encuentra el Pavo Real, se pueden ver cocodrilos. Al parecer este animalito tan simpático abunda en estas aguas, aunque yo sólo tuve la oportunidad de ver uno, el mismo que paso a presentarte a continuación.



Tras observarle un rato y comprobar que no se movía ni un centímetro, le pedí al barquero que se acercara para darle unos golpecitos en el morro y ver si no era de plástico, pero me dijo que ya si eso… otro día.

Desde la pequeña canoa de remos la tranquilidad es máxima y sólo se escucha el sonido de los animales, mientras se disfruta viendo como el sol va cayendo por detrás de los árboles. Me encontraba en uno de los pocos momentos de estos dos meses de viaje, donde la luz era ideal para sacar buenas fotografías, así que debía de aprovechar...






Y aquí, rodeado de animales salvajes y alguno que otro domesticado, terminaron mis días en Nepal. Pongo rumbo a la India con una mezcla de expectación, nerviosismo y algo de desgana, que ya veremos a ver por donde sale una vez allí.

Namaste Nepal!!! Fue un gusto….



 

 

 

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