En el que hipnotizo a un ejercito de medusas





Llegué a Indonesia, de la manera más lógica que podía hacerlo, por barco. En un país compuesto por más de 15.000 islas, cuyas carreteras dejan mucho que desear y cuyas compañías aéreas figuran en los primeros puestos de siniestralidad en las listas negras, el barco… no es un mal medio para moverse. 

Abandonaba por fin Malasia, después de completar las primeras 5 semanas de viaje. Desde Sipadán, cruzar a Indonesia, es un trámite relativamente sencillo y rápido. Lo más fácil es coger el ferry que va desde Tawau, hasta Tarakan, ya en Indonesia. 

Las malas lenguas resultaron ser más sabias de lo que hubiera deseado. Indonesia es cuanto menos un país complicado. A su inmensa extensión, hay que sumar la dificultad del idioma, ya que aquí prácticamente nadie habla inglés, las deficiencias del transporte y la desorganización generalizada, que es tan bestial que llega a ser divertida…

En los pocos días que llevo aquí, me voy haciendo a la idea de que los autobuses no tienen porque llegar a su destino a la hora que te habían dicho que lo harían, ni siquiera salir a la hora que te habían dicho y si me apuras, ni siquiera llegar donde te habían dicho. Al principio te cabreas, luego… te acostumbras y lo aceptas. Por un lado, está bien saber que la vida continua lejos de la rigurosidad a la que estamos acostumbrados.

En cualquier caso, no me voy a rendir tan pronto… Ya venía avisado, por lo que esperaré las horas que tenga que esperar para coger un bus, aguantaré 29 horas en una furgoneta por un camino lleno de baches si es necesario y regatearé las veces que haga falta con estos “comerciales” que pretenden ser los indonesios…  (ja, comerciales a mi…)

El caso, es que a pesar de las adversidades, llegué a mi destino. El archipiélago de Sangalaki está compuesto por unas 30 islas, la mayoría de ellas deshabitadas. Derawan es la isla habitada más cercana a tierra firme y en verdad, un sitio curioso para visitar.



En su pequeña superficie se pueden encontrar unas 100 casas, muchas de ellas pintadas de llamativos colores. Por supuesto no hay ninguna carretera y la electricidad está disponible sólo de 6 de la tarde a 6 de la mañana, por lo que las pequeñas barcas llegan diariamente para abastecer a sus habitantes.




Es muy relajante pasear por Derawan y disfrutar de la amabilidad de sus gentes y del modo de vida que llevan, tan sumamente lejos del stress.



No obstante, hay que estar preparado para escuchar un “hello mister” cada 15 segundos aproximadamente. Es fácil percibir que disfrutan increíblemente con la visita de los pocos extranjeros que acuden a su isla.






Pero aparte de los encantos propios de Derawan, la principal razón para visitar esta isla, es contratar una barca que te lleve hasta las cercanas islas de  Kakaban y Sangalaki, que se encuentran ambas a muy poca distancia. En la primera de ellas tuve la oportunidad de nadar en un lago de agua salada repleto de medusas inofensivas. Mientras que en la segunda, Sangalaki, pude nadar con un montón de mantasrrayas de enorme tamaño a mi alrededor.
Me parecían dos razones de peso para contratar la barca. Dicho y hecho, empecemos por Sangalaki.

No tenía demasiada información sobre las mantasrrayas, por lo que me tiré al agua con mis gafas y mis aletas un pelín temeroso, no te voy a engañar. Aun sin saber demasiado, sabía que eran grandes, muy grandes… No llevaba ni dos minutos en el agua, cuando…




Pues si, queda confirmado que son grandes, pero también parecen inofensivas. Esta ni siquiera me ha mirado. Empiezo a ganar confianza y me prometo a mi mismo que a la próxima que vea le guiñaré el ojo, a ver si así me mira…




Buff, pues tampoco.. en fin, decidí disfrutar del espectáculo mirándolas yo a ellas y listo.



Una vez más, me es muy dificil transmitirte lo que sentí nadando junto a estos gigantes del mar. Las mantarrayas son animales majestuosos que suelen pesar en torno a los 400 kilos y cuya piel es de una dureza extraordinaria, lo que las permite gozar de “inmunidad”, ya que no poseen  enemigos naturales, excepto el hombre. Por este motivo, son a su vez inofensivas y no tienen ni dientes ni aguijón, a diferencia de sus hermanas pequeñas, las rayas.

Con su enorme tamaño, parece que planean en vez de nadar. Se mueven en aguas poco profundas donde se alimentan de plancton, por lo que es posible verlas sin necesidad de bucear con oxigeno. Una sensación increíble…

Una vez que las mantasrrayas se cansaron de mostrarse ante mi, otra vez a la barca y rumbo a Kakaban. En media hora en bote ya estamos allí. Kakaban es también una isla muy pequeña y desierta. Cuenta con una playa increíble de aguas cristalinas con un embarcadero de madera, en el que me habría quedado horas, simplemente mirando y escuchando, sino fuera porque el verdadero espectáculo de está isla, está bajo la superficie, tanto en el exterior, como en el interior de la isla.






A pocos metros de la orilla, mar adentro, encontramos una pared con un extraordinario coral plagado de multitud de peces. Es fácil pasar horas haciendo snoorkel y nunca parece suficiente…

Pero bajo mi punto de vista, la gran atracción de Kakaban, es el lago de agua salada que se encuentra en su interior.

Lago con medusas en Kakaban

Este lago, aparte de su gran belleza natural, ofrece la posibilidad de nadar rodeado de miles de medusas inofensivas.
Claro que la idea no es muy tentadora al principio… Yo, no sabía mucho sobre las mantarrayas, pero si sabía mucho sobre las medusas, por lo que la idea de meterme a nadar con ellas por mucho que me dijeran que no eran urticantes…  En fin, no hay que pensárselo. Allá voy!!





Allí que fui… Y no es que hubiera alguno medusa, no… es que estaba plagado de medusas por todas partes!! Contrólate Jesús, contrólate… Si dicen que no pican, es que no pican. Vamos a probar…







Anda! Pues es verdad… no pican. Y que tacto tan suave tienen… Después de un rato de tocarlas y requetetocarlas, llegué a cogerlas mucho cariño. En el fondo, se las ve muy frágiles y me parecen super bonitas cuando las miras de cerca. Encontré dos tipos de medusas, aunque ganaban por mayoría las típicas “cabezonas”, también había otras de color blanco casi transparente.






El motivo de que estas medusas sean inofensivas, vuelve a ser el hecho de que en este lago no tienen depredadores naturales, por ese motivo hay tantas y están todo el rato sonriendo… Viven tan relajadas como sus vecinos humanos de Derawan.

Pero otra de las maravillas de este lago, son las raizes de los arboles que hay en las orillas. Debajo del agua se convierten en multicolores y es una auténtica pasada.






Y así terminó esta increíble jornada en la que llevé a cabo dos actividades que nunca antes había imaginado. Quedé relajadito tomando el sol mientras flotaba rodeado de mis amiguitas las medusas y pensaba que debo permanecer con los ojos bien abiertos para no perderme ni un sólo detalle de este maravilloso viaje y de todo lo que me está ofreciendo. Si cerrara los ojos, quien sabe cuantas maravillas podría perderme y lo que es peor, me sería imposible contártelas...






Comentarios originales 2010

Miguel
Julio 16, 2010
Impresionante chaval!! La verdad es que algo de acojone tuviste que pasar ¿no?
Por cierto, muy buenas las fotos…


Nuria
Julio 16, 2010
Qué bonitas fotos, y qué sitio tan precioso, se respira paz…No sabes que envidia, se te ve divino.Oye y la comida qué? qué tal se come por allí?.
Y por cierto, medusas que sonríen?? Jesús, estás bien?..jajaja.Un besito cielo, el relato una vez más me deja con la boca abierta.

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