Taman Negara, bienvenidos a la jungla…




Seis kilómetros, seis. Me bastaron y me sobraron para una vez más cerciorarme de lo  vulnerables y diminutos que podemos llegar a ser cuando salimos del hábitat que nos hemos auto-creado para nuestra supervivencia y comodidad.

Nunca antes había estado en una jungla. Taman Negara no es una jungla cualquiera. Dicen los que saben de esto, que es la jungla primaria más antigua del mundo, con 130 millones de años de antigüedad, que se dice pronto. Yo, como no soy de los que saben, procuro leer, preguntar y después, incluso experimentar.



Y allí que me fui, a experimentar. Llegar a Taman Negara lleva su tiempo, no te vayas a creer. Primero hay que llegar a Jerantut, última localidad en la que hacer los preparativos y contratar lo necesario. De aquí se puede ir en autobús local hasta Kuala Terenganu, donde te han de sellar el permiso para entrar al parque y desde donde parten las barcas con destino Kuala Tahan, lugar desde el que ya se puede empezar a “disfrutar” de relajantes paseos allá por donde uno quiera y bajo su propia responsabilidad.




El Parque Nacional de Taman Negara tiene una extensión de 4343 kilómetros cuadrados, pero como te digo, mi primera experiencia fue hacer una ruta de seis kilómetros, para experimentar en mis propias carnes lo que ya había leído y oído. Luego haría otras tres en los dos días que pasé allí, pero la primera me impactó sobre manera.






Todo en la jungla te impresiona, te abruma, te sobrepasa. No toques nada, fíjate bien donde pisas, bebe mucho agua, cuidado con las sanguijuelas, no te quedes parado mucho tiempo, no te pierdas, que no se te haga de noche, si te muerde o pica cualquier animal, trata de obtener una foto para enseñarla luego en la clínica (si llegas, claro). Mira tú, que no soy yo capaz de visualizar la situación de perseguir a la tarántula que me mordiera un dedo para sacarle una foto…



Con una humedad entorno al 95% y una temperatura cercana a los 30 grados, entrar en esta jungla significa empezar a sudar. Y cuando hablo de sudar, me refiero a sudar de verdad, no lo que hasta ahora yo entendía por sudar, no… no… amiguito, correr una media maratón te hace transpirar ligeramente, entrar en Taman Negara, te hará sudar como un auténtico “sudador profesional”.



A esta agradable  sensación, hay que sumar la de los mosquitos. Yo llevaba tanto repelente, que los podía ver bailando a mi alrededor, guardando la distancia de seguridad, los muy  cucos… esperando cualquier oportunidad para sacarme la sangre. 

Y luego vamos con otros animalitos. Aquí hay muchos, pero muchos… y a casi ninguno de ellos les caemos demasiado bien. Por suerte para nuestra supervivencia, los animalitos no nos consideran interesantes, por lo que tienden simplemente a ocultarse, pensando: “Si tu no me molestas, yo no te mato” y es que aquí, hay muchos animalitos que matan, pero afortunadamente casi siempre se suelen matar entre ellos.

¿Ves algo peligroso aquí?



¿Y ahora?



Pues si, ahí estaba el tío, con el cuchillo preparado, que me quería robar… ya me parecía a mi oir un “dame la cartera o te pincho”, pero claro, como en la jungla no se puede chillar, el animalito no se hacía imponer. De todas maneras, para evitar males mayores, le di unas monedas y los dos quedamos contentos de cómo finalizó el suceso.

Entre lo que más me impresionó de este inhóspito lugar, es la interminable melodía que componen todos sus habitantes... Aquí te dejo un pequeño video de los sonidos de Taman Negara que te ayudará a ponerte en situación.

Me sorprende que ante semejante espectáculo de la naturaleza, el turismo sea tan insignificante. Según iba recorriendo lo que los locales llaman un “sendero debidamente señalizado” (JAJA, anda que no me acordé yo veces del que me dijo lo del sendero debidamente señalizado…), pensaba en como sería este lugar si estuviese en Europa, donde efectivamente si que habría un sendero debidamente señalizado, además de bancos para sentarse, kioskos donde comprar un helado, tiendas de souvenirs y todo lo demás que te estás imaginando. Aquí no, aquí tienes lo mínimo e imprescindible para que un turista pardillo como yo, se pueda internar en semejante mundo con un mínimo de garantías de que no se quedará dentro.

Encontré medio de casualidad este pequeño poblado y no podía parar de pensar como sería vivir allí. ¿Qué tenía esta gente que ver con nosotros?



Al ratito me encontré con estos dos jovencitos que iban de camino a su poblado. Según pude entender, venían de coger agua y me indicaron con señas, que podía llenar mi botella en un riachuelo cercano… fíjate tú… y gratis.



Otra interesante atracción en Taman Negara, es el puente colgante que recorre 300 metros por encima de los árboles, lo que te da la oportunidad de obtener una visión diferente de lo que te rodea. Si te apetece puedes echar un vistazo al momento “cumbre” en el que cruzaba por el susodichopuente.



Evidentemente, esta parte de la pasarela estaba rota, lo que me hizo pensar que el puente quizás no era tan seguro como nos habían hecho pensar, jeje…

Y nada, esto fue más o menos y aunque de manera resumida, como pasaron estos días de experiencia en la jungla de Taman Negara. Lugar inhóspito donde los haya, pero a la vez tan diferente a lo que estamos acostumbrados, que sin duda, mantendré en mi memoria por muchos, muchos años... 

Nos vemos pronto! (Aunque será en un entorno muy, pero que muy diferente..)

Gracias por estar ahi.


Comentarios Originales:

Jesús Ponce
Junio 16, 2010
Pero dormiste alli con esos peazo bichos rondandote?

Marta
Junio 16, 2010
IMPRESIONATE Jesús!! Anonadada me has dejado, esto supera todas las espectativas. Sí, por favor, dinos donde y cómo dormiste. No echarías de menos una mosquitera…:-)
Un beso!!

Nuria Rubio
Junio 16, 2010
Ese es mi niño, vas a volver más fuerte y valiente que cuando te fuíste y ya es decir…jajja. Me parece increible verte cruzar ese puente..yo no lo hubiera hecho creeme..Un besote enorme

Raúl
Junio 17, 2010
QUE PASADA, el arból es enorme, madre mía la de años que tiene que tener. El insecto y la lombriz son de la pelicula AVATAR, porque lo que se dice pequeñitos no son.
La pasarela acojona bastante, la foto la hicieste al comienzo, porque no te veo yo andando hasta la mitad del puente y media vuelta.
Cuidate chaval, sigue contandonos.

silvia
Junio 17, 2010
Me sobra la foto del escorpión…ya me veo yo en esa situación…usease ..chillando como una loca, ja ,ja.
Si que tiene que hacer calor allí y con tanta humedad…bueno es un pack dos por uno ..jungla y sauna…
cuidate mucho y un beso…mua!!!

Sara
Junio 17, 2010
Por Dios pero si esos bichos son más grandes que mi perro!! Ya me estoy imaginando a la mariposa enorme esa agarrar a la pobre Bora y llevársela volando… que mal rollo.
Bueno, me alegro de que el puente aguantara mientras cruzabas y que sepas que tus videos son muy chulos!!

Almudena
Junio 17, 2010
Hola Jésus,
Madre mia!…tu échate bien de “Autan” que veo muchos mosquitos y mosquones!!…Un beso, take care!!!

Nuria
Junio 17, 2010
IMPRESIONANTE!!!!

Mª Carmen
Junio 18, 2010
¡¡¡¡IMPRESIONANTE!!! De todo el camino que llevamos, es lo que más me ha impactado.
La idea del video ha sido muy buena. Me ha encantado!!!!
Un beso muy fuerte y cuidado con los que te asaltan en el camino, je, je…

Chevis
Junio 20, 2010
Pero no os dais cuenta, que si un bicho de esos pica a un “murciano”, se muere el bicho, y luego se lo come para cenar.
Pues donde va a dormir, un “cocodrilo dandy junglero murciano”, encima de una hoja, y tapado con otra.Y sin ropa, para no pasar calor.
Abrazos amigo, abrazos, para no pasar miedo.

Raquel
Junio 21, 2010
Jesusito de mi vida!!! A mí, más que los animalitos o el árbol gigante, lo que más miedo me da es la “barquita” en la que fuiste, que tiene pinta de coger hasta velocidad por los canales esos… mú valiente, subirse ahí! ¿Cruzaste el puente, y nada más poner tu pie en el árbol, se cayó al vacío, como en Indiana Jones?
No puedo ver los vídeos en el curro, a ver si en mi casa!
Impresionante documento, el de la jungla!
Kiss

Comentarios

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