En el que navego por el Batang Rajang hasta retroceder en el tiempo
Yo, como tú, pensaba que viajar en el tiempo no era
posible. Estos últimos días mis creencias al respecto se han visto alteradas.
Llegar hasta donde quería llegar, me llevaría su tiempo, 16 horas navegando
desde Sibu hasta Belaga en una barcaza de escasas o nulas comodidades, no son
fáciles de llevar, pero te aseguro que mereció la pena, vaya que si…
El Bajang Ratang con sus 590 kilómetros es el río más
largo de Sarawak. Mi primer contacto con este río fue en Sibu hasta donde había
llegado con otro barco desde Kuching. Desde allí me dirigiría a kapit, una pequeña
localidad donde haría noche para descansar y seguir al día siguiente.
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Barcazas sobre el Batang Rajang |
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Embarcadero Kapit |
A través de su cauce, cada vez más y más estrecho, no
sólo se puede disfrutar de la vasta y espesa jungla que en ningún momento deja
de estar presente, sino que se capta a la perfección la esencia de las gentes
que habitan aquellos lugares. El río es vital para el transporte de personas o
mercancías en aquella zona. Las barcazas van parando en la orilla del río, con
o sin embarcadero. Si no hay embarcadero, la barcaza se incrusta
literalmente en la orilla, para que la gente pueda subir y bajar.
Las poblaciones a medida que avanzaba por el río iban siendo cada vez más escasas y recónditas, hasta que llegué a Belaga. Mi objetivo era contactar con algún guía local en esta pequeña localidad para que me ayudara a descubrir lo que verdaderamente había venido a buscar.
Belaga es una pequeñísima localidad en la que pasé tres noches en total y en la que me sentí realmente bien. Aquí conocí a mucha gente local entre los que quiero destacar a mis queridísimos amiguitos Zoan, Vanisa y Klemont (a estos últimos les llamaba Vanilla y Lemon para chincharles un poquito…) Los pequeñajos me hicieron reir un montón y siempre que me veían se me pegaban y me acompañaban allá donde fuera, practicando orgullosos el inglés que aprenden en la escuela.
Desde Belaga es fácil acceder a diversos poblados indígenas donde habitan diferentes tribus. Los Kayan, los Kelabits, los Kayangs o los kenyahs son los nombres de alqunas de estas tribus. Y yo quería indagar lo más posible en sus costumbres y visitar sus poblados si era posible.
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Mi guía en la ruta por la jungla... |
Y cuando lo haces, te olvidas de todo lo que has visto antes, de todos tus viajes, de todos los paraísos naturales o las grandes ciudades o lo que sea que hayas visto antes, porque aquí, es donde te das cuenta que acabas de viajar por primera vez en el tiempo.
No podía parar de alucinar. Me parecía increíble estar
donde estaba, rodeado de personas que desconocían mi mundo al igual que yo
desconocía el suyo, que vivían en lo más profundo de la jungla, tan lejos de la
civilización.
Tuve la posibilidad de pasar una noche allí, de
convivir con ellos aunque sólo fuera por unas horas y vaya que si lo haría. Me
impresionaron tantas cosas que me es muy difícil transmitirte aquellos
momentos.
De entre las muchas cosas que miraba mientras me
preguntaba si sería correcto sacar mi cámara y empezar a tomar fotos, localicé dos ardillas metidas en una jaula que seguramente habían sido
cazadas ese mismo día. Minutos después fui testigo de como las metían
en un pequeño estanque que había en la parte trasera de la casa. La jaulas
empezaron a brincar dentro del agua, hasta que después de unos interminables
segundos, dejaron de moverse. Supuse que inevitablemente, aquellas ardillas
serían parte de mi cena. No me equivocaba…
Otra cosa que me llamó la atención, es la habilidad del ser humano para adaptarse a los medios con los que cuenta. Si no hay luz eléctrica, se madruga mucho y se va a dormir pronto. Si no hay supermercado, se caza, pesca y cultiva sus alimentos... me pareció curioso, que casi todo lo
hacían en el suelo, comían en el suelo, trabajaban (y mucho) en el suelo,
dormían en el suelo...
Cocinaban a la lumbre de una rustica chimenea, que supuse iba a ser el próximo lugar al que pasarían mis amigas las ardillas…
Cocinaban a la lumbre de una rustica chimenea, que supuse iba a ser el próximo lugar al que pasarían mis amigas las ardillas…
Estas tribus viven en longhouses que se sitúan en las riberas del río, aunque también tuve la oportunidad de visitar un poblado semi-mómada que se encontraba a tres horas andando desde la orilla del río, adentrándose todavía más en la jungla. Las longhouses, como su propio nombre indica, son casas muy largas con un único techo y levantadas sobre pilotes.
Bajo el techo común se ubican las diferentes casas y una baranda o corredor sobre el que se hace la vida común y las labores que cada cual tenga que hacer.
Y en ese corredor pasé yo las horas muertas, mirando a
unos y otros que pasaban delante de mi y parecían no verme ni siquiera. Una
señora por aquí a la luz de un pequeño candil, cosiendo y cosiendo sin parar.
Otra señora por aquí, enrollando unas hojas y juntándolas en manojos, después
de quitarles el tallo una por una. Pensaba yo, después de haberla visto llegar
al poblado cargada con ellas, de haberla visto sentarse en el suelo y trabajar
durante horas en ese proceso, que mañana seguramente se levantará muy temprano
para quizás ir a venderlas a algún mercado río arriba o quizás no…
Y llegó el momento de irse a la cama, momento que no
llega tarde, puesto que esta gente aprovecha la luz del día y madruga mucho. Me
metí en el cuarto donde debía dormir y encontré un fino colchón enrollado en el
suelo, sin sábanas, sin almohada… pero esa parte no me preocupaba mucho.
Me empecé a preocupar, cuando inconsciente de mi, saqué la linterna de la mochila e hice una “inspección visual” del resto de la habitación, cosa que nunca debí haber hecho, puesto que la “fauna” que encontré en pocos minutos, fue suficiente para llevarme a un estado de pavor, que conseguí dominar y dejarlo en simple pánico. Nunca antes había visto semejante acumulación de insectos en tan reducido espacio. Dos arañas por aquí, un mosquito del tamaño de mi reloj por allá, una cucaracha roja que asoma la cabecita… En fin, que apagué la linterna y cerré los ojos, sabedor de que no conseguiría dormir y pacientemente esperé el primer contacto de uno de estos “amiguitos” subiéndome pierna arriba. No tardó en llegar…
Me empecé a preocupar, cuando inconsciente de mi, saqué la linterna de la mochila e hice una “inspección visual” del resto de la habitación, cosa que nunca debí haber hecho, puesto que la “fauna” que encontré en pocos minutos, fue suficiente para llevarme a un estado de pavor, que conseguí dominar y dejarlo en simple pánico. Nunca antes había visto semejante acumulación de insectos en tan reducido espacio. Dos arañas por aquí, un mosquito del tamaño de mi reloj por allá, una cucaracha roja que asoma la cabecita… En fin, que apagué la linterna y cerré los ojos, sabedor de que no conseguiría dormir y pacientemente esperé el primer contacto de uno de estos “amiguitos” subiéndome pierna arriba. No tardó en llegar…
En definitiva y a pesar de aquella noche en blanco,
ahora tengo claro que los días que pasé navegando por el Batang Rajang, fueron
los mejores que he pasado hasta ahora en Malasia, los más auténticos y en los
que estando tan cerca de aquella gente, me di cuenta de lo lejos que en
realidad estaba.
Comentarios Originales 2010:
Miguel
Julio 3, 2010
Julio 3, 2010
Brutal
Chaval!!! Enorme relato y tremendas fotos!!
SIGUE CUIDANDOTE!!!
SIGUE CUIDANDOTE!!!
Mónica
Julio 4, 2010
Julio 4, 2010
Impresionante
Jesús, vaya experiencia, acabo de vivirla un ratito contigo.
Besos enormes!!
Besos enormes!!
Sara
Julio 4, 2010
Julio 4, 2010
Hala!!! Yo
que pensaba que sitios así sólo existían en las películas… como tú dices es
retroceder en el tiempo. Que suerte tienes jodío!!
Sigue
disfrutandolo mucho, tú que puedes!!
silvia
Julio 4, 2010
Julio 4, 2010
Aco…..jonadita
estoy…..por Dios ,no me puedo creer lo de los bichos, mas bien no me puedo
creer, que tu ,,,,que dormiste conmigo en el suelo,,,,porque una cucaracha
apareció en mi cama…duermas rodeado de esa “fauna” sal de ese cuerpo ahora
mismo ¿Qué has hecho con mi hermano?…..
Madre
mia!!!! esto parece un documental.
Ten cuidado
y cuidate mucho. Un beso.
Raúl
Julio 5, 2010
Julio 5, 2010
Que tal
chaval, veo que lo llevas de mayarilla, que cambio, del paraiso con tu amaca y
tu playita a lo más profundo y real de Malasia, increible la experiencia que
estas viviendo y nos estas haciendo vivir. Ten cuidadin y siguenos contando.
Saludos a tu guia, en plan de amigo, que no me gustaria enfadarle.
jesús
Julio 5, 2010
Julio 5, 2010
Hola
queridos!!!
Ya veo que
os ha impactado lo de mis compañeros de habitación. JAJA, esa fue buena, si…
que alguien se apunte por ahi recordarme que tengo que contar la historia como
Dios manda con cañita en la mano… Nos vamos a reir todos.
Raul, te
gusta mi guía, eh? Que tipo, me tenía acojonado todo el día, yo pensaba que se
iba a dar la vuelta y pegarme un tiro en cualquier momento…
Besitos a
todos!
Maria
Julio 7, 2010
Julio 7, 2010
Vamos ni un
minuto aguanto yo en esa habitación, según lo estaba leyendo me iba metiendo en
el papel.. jajajja.., ¡¡ madre mia, !! parece que estos sitios no existen, pero
parece que si.., ¡¡ sigue disfrutando y sigue contandonos.. que estamos
impacientes de leerte..
Muchos besotes.. y cuidate mucho…
Muchos besotes.. y cuidate mucho…
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