A la conquista de China!!
Que curioso hubiese sido que justo un año después y casi a la misma hora, me hubiera tomado una cerveza en el mismo pequeño y acogedor bar en el aeropuerto de El Cairo, durante mi escala de camino a Asia. Además de curioso hubiera sido demasiado casual, así que en realidad esto sucedió un año y dos días después, (cachis…)
El 3 de Junio de 2011, comencé con tremenda ilusión, la segunda parte de mi viaje. China, Nepal e India, eran el objetivo a cubrir. Bastantes menos países que en la primera etapa, pero también es justo decir, que dos de ellos son los países más poblados del mundo y también de los más complejos...
Mi aterrizaje y primer contacto con China, tuvo lugar en Guangzhou y poco tiempo necesité para darme cuenta de que mi periplo en China, no iba a ser coser y cantar. A pesar de ser una ciudad muy grande y con aeropuerto internacional, se trata de un lugar algo hermético, poco accesible y en el que muy poca gente habla inglés.
Aún así, mi ilusión por "volver a las andadas", era tan grande, que ni el tremendo calor, ni las dificultades para orientarme, ni los modales algo rudos de los chinos, me iban a desmoralizar tan pronto. Todo lo contrario.. Ya casi anocheciendo, encontré un agradable hostel para extranjeros a las afueras de la ciudad y tras ingerir una hamburguesa que me supo a gloria y un par de cervezas que me supieron todavía más a gloria, me metí en la cama y dormí doce horas del tirón. El viaje desde España había sido largo y estaba agotadito...
Al día siguiente y ya en modo viaje, decidí que había que coger el toro por los cuernos, cuanto antes mejor... ¿Qué mejor manera de empezar a vivir la experiencia china, que buscar una peluquería donde cortarme el pelo? ¿Trámite que podía haber hecho en España? Pues si, tampoco lo vamos a negar... pero debo confesarte que una de las cosas que me apasionan de viajar a países exóticos y lejanos, es precisamente vivir estas pequeñas cosas de carácter cotidiano...
La verdad es que la experiencia no me decepcionó para nada. El primer reto, fue encontrar una peluquería. Te parecerá una tontería, pero parecían no existir... Después de buscar, preguntar como buenamente podía y de patear arriba y abajo, por fin encontré una que no podía ser más curiosa. Tras sentirme tremendamente observado y ser objeto de las curiosas miradas y risas de las empleadas, empezó el particular proceso. En primer lugar, me metieron en una sala en tinieblas en la que me dieron un masaje en la cabeza, que se prolongó durante al menos 20 minutos. Yo no entendía nada y ya estaba empezando a pensar cosas raras, pero lo cierto es que debe ser parte del proceso habitual en las peluquerías chinas. Lo cierto, es que me encantó la experiencia y casi me quedo dormidito como un niño chico. Cuando estaba a punto de coger el sueño, me indicaron que pasara a la sala principal, donde, tras nuevas miradas y risitas, ya empezó el proceso habitual y lógico de una peluquería.
¿El resultado? Corte quizás un poco excesivo...
Ya coqueto y aseado, continué mi inmersión por Guangzhou. Primer destino: el puerto de la ciudad (no me preguntes por qué...) Se trata uno de los más importantes de China y también una frenética y curiosa experiencia. El ritmo es altísimo! No quiero caer en el tópico fácil, pero se podría decir que todos los empleados que por allí me encontré "trabajaban como chinos"... :-)
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Bueno... todos menos este. |
Siempre me ha parecido una experiencia interesante pasear por un puerto en plena ebullición, pero tratándose de un puerto situado en un país tan exótico y diferente como China, la experiencia fue aún más atractiva. Por allí, uno se encuentra de todo, mercancía preparada para salir a los más diversos lugares del mundo, frutas, pescados, animales vivos, muertos o... a punto de morir...
Tras mi visita al puerto de Guangzhou y completar una mañana entera caminando, constaté lo que ya presentía antes de empezar a andar y antes incluso de emprender el viaje. El calzado que llevaba conmigo, no era el idóneo para patear durante jornadas tan largas, por lo que decidí que había que comprar nuevas zapatillas y para ello, que mejor que hacerlo en un mercado callejero de China, el país de las "gangas"
Me dirigí al impresionante mercado callejero de Zhan Xi Road. Una auténtica pasada este lugar. Se trata de un entresijo de calles en forma de laberinto, donde se puede encontrar principalmente comida y alimentos de todo tipo, pero también ropa, tecnología, muebles y un sinfín de enseres más...
Te aseguro que no exagero un ápice, cuanto te digo que varias veces me perdí y en más de una ocasión empecé a sentir que sería incapaz de salir de allí. Las calles cada vez iban estando más desiertas, con menos tiendas y a menudo tenía la sensación de estar en un decorado típico de alguna película de Bruce Lee..
Debo confesar que me puse bastante nerviosito. Mi primer día en una ciudad, que aunque parecía tranquila, todavía no tenía la certeza de que lo fuera. Me dio por pensar que si aparecían 4 chinos dando volteretas y con malas intenciones, me iban a quitar desde las zapatillas nuevas hasta los calzoncillos...
Finalmente conseguí salir de tan laberíntico lugar y ya anocheciendo y para terminar esta primera jornada en China, me pase por un curioso y pequeñísimo centro comercial, decorado con mucho encanto y con un aire ancestral que lo hacía realmente curioso. Muy poquita gente había por allí y se respiraba un ambiente de tranquilidad, que me venía de maravilla, después de haberme visto a mi mismo como protagonista perdedor de una película de Bruce Lee.
Y poco más tengo que contar en este primer post de mi andadura por este enorme país. Termino de escribir estas lineas, subido ya en el tren que me ha de sacar de una de las muchas grandes ciudades que hay en China y que me llevará hacia el interior, a la búsqueda de lugares más tranquilos y remotos.
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