Chengdu, de la opera tradicional, a los osos panda...

Pasando por la estatua de Buda más alta del mundo y el te más preciado de toda China. Estás son algunas de las gratas y necesitadas sorpresas que me deparó esta ciudad llamada Chengdu. Estaba empezando a desmoralizarme un poco, tras haber visitado quizás demasiadas ciudades grandes que no me estaban aportando gran cosa, salvo la experiencia de vivir ese ritmo frenético, esa mezcla de olores, esos contrastes, esas costumbres y en definitiva, esa forma de vida tan peculiar que se vive en las grandes urbes chinas (que por cierto, son muchísimas... más allá de las que todos tenemos en mente)

Chengdu, sin embargo, me sorprendió desde el principio, ya que se trata efectivamente de una urbe importante, pero tremendamente diferente a lo que había visto hasta ahora en otras grandes ciudades chinas. Chengdu, recuerda mucho más a una gran ciudad europea moderna, como pudiera ser París, Amsterdam o Budapest...

Se trata de una ciudad moderna, ordenada, silenciosa y hasta un punto bohemia, características todas estas, bastante alejadas de lo que suele ser habitual en otras urbes chinas.

Lo cierto es que pasé 4 noches en esta ciudad, muy pero que muy a gusto. El hostel en el que me alojé era una gozada. Situado en un pequeño barrio de estilo afrancesado, con mucho encanto, salpicado con pequeñas tiendas curiosas. Mucha librería, mucha tienda de antiguedades, cafés bohemios, etc.

En cualquier caso, una de las curiosas experiencias que me apetecía vivir en Chengdu, era asistir a una opera tradicional china. Esta ciudad es conocida en toda China por los grandes teatros que alberga, y en los que se representan las más afamadas obras de Opera Tradicional.

Opera China, es el nombre que recibe el Teatro tradicional en China. Se trata de una curiosa mezcla entre actuación, acrobacia, artes marciales, bellas artes, música y poesía. Son actuaciones cuyo origen se remonta a la Dinastía Tang, entre los años 712 y 755.

Como era de esperar, se me escapaban muchas cosas de las representadas durante la obra, pero aún así, me pareció una bonita experiencia, que incluso se me hizo bastante corta, a pesar de que se prolongó durante más de dos horas.

Pero sin duda, y con el permiso de la opera tradicional china, el gran atractivo de Chengdu, es poder visitar su Centro de Conservación de Osos Panda.

 
El oso panda ha estado en peligro de extinción durante décadas, llegando a una situación crítica en los años 80, momento en el que estuvo a punto de desaparecer. Afortunadamente, se reaccionó a tiempo y se tomaron una serie de medidas, que han dado su fruto y en la actualidad y aunque se estima que sólo hay entre 500 y 1000 ejemplares adultos en libertad, si que existen muchos más ejemplares jóvenes en cautividad, que se van incorporando poco a poco a su hábitat natural.

Esto es básicamente lo que hacen en este centro de cautividad de Chengdu, que de cara al visitante, no es muy diferente de cualquier otro zoológico, pero en el que básicamente se encuentran osos panda y algún que otro oso panda rojo.

Alguno de ellos, para pasar las horas muertas se daban a la interpretación musical...

Me va, me va, me va... me va el amooor...

Sin duda, gran labor la que están haciendo desde este centro, que se considera el más importante del mundo para la recuperación del oso panda. Con éxito, han conseguido que el número de ejemplares se haya multiplicado tremendamente en los últimos años y poco a poco, vayan poblando de nuevo los cercanos bosques del suroeste de China.

Para terminar mis días en esta zona, me hice una excursión a la cercana Leshán, situada a algo menos de 2 horas al sur de Chengdu y a la que se puede llegar fácilmente en autobús.

El motivo ineludible de desplazarme a esta localidad, era visitar uno de los monumentos más impresionantes que he visto en mi vida, el famoso Buda Gigante de Leshán.

El lugar me pareció fascinante. Se trata de un entorno montañoso, en el que se ubica un enorme templo budista, repleto de devotos, pero también de multitud de turistas chinos. Lamentablemente, si hay una virtud que no tienen los turistas chinos, es el silencio... Hecho este, que empobrecía algo la visita y le restaba buena parte de misticismo. 

Aún así, visitar la estatua de Buda más alta del mundo, merece muchísimo la pena. Se trata de una estatua tallada en piedra sobre la propia montaña. Su impresionante altura es de 71 metros y su anchura de 28 metros.

Impresiona todavía más, saber que esta colosal obra se llevó a cabo en el siglo VIII.

Esta foto es idónea para captar la envergadura del Buda...

Y así, entre incienso, rezos, montañas y Budas enormes, termina este post. Me quedo por aquí un rato, sacando alguna que otra foto, mientras me voy mentalizando para el gran cambio que experimentaré en los próximos días. Pongo rumbo a tierras lejanas y recónditas, que intuyo me aportarán grandes sensaciones... Pero eso, será ya en el próximo post...