El de Kathmandu y la corriente sagrada del Bagmati

Los familiares se sitúan a ambos lados del río y observan con rostro serio pero sosegado a pesar de la dureza del momento. El día está gris y pronto aparecen las primeras gotas, como si el mismísimo cielo quisiera sumarse a la tristeza del momento. El Bagmati sin embargo, baja inalterable, ya muy familiarizado con los gestos de dolor. El cuerpo está situado justo enfrente de mi, a escasos 20 metros, envuelto en una mortaja de color naranja, su última vestimenta en el mundo de los vivos. Los pies son introducidos en el sagrado Bagmati para que el cuerpo sea purificado. Algunos familiares recogen agua con las manos y lo vierten sobre la boca y el rostro del cadáver. Poco después el cortejo fúnebre se traslada 50 metros río abajo, donde el cuerpo del fallecido es situado sobre uno de los onces gahts que ya ha sido dispuesto con tres alturas de maderos de sándalo perfumados, sobre los que será incinerado. La madera de sándalo es cara, por lo que en función de la clase social de...