Kinabalu, 4096 metros como 4096 soles

Ya desde la carretera, tranquilamente sentado en el autobús, el Kinabalu te va avisando: “Pero, ¿dónde vas criatura?, no seas bobo… quédate donde estás que aquí no se te ha perdido nada…” A medida que me iba acercando y veía la majestuosidad de sus 4096 metros, el mensaje era más y más claro: “Te lo voy a hacer pasar mal, es la última vez que te lo digo, tu verás…” Pero yo, ahí seguía sin querer escuchar, porque para chulo, yo. Me repetía una y otra vez que no se puede perder la oportunidad de comprobar lo que se ve desde la montaña más alta que se puede encontrar desde el Himalaya hasta Nueva Guinea. A partir de ese momento delicado, durante el que mi confianza se iba desvaneciendo, decidí cambiar de táctica y cuando oía la voz amenazante del Kinabalu en mi cabecita, me hacía el loco y miraba hacia otro lado (casi siempre hacia las piernas de la señorita que iba sentada a mi lado… eso me tranquilizaba…) Bajé del autobús ya más tra...